¡Viva el amor libre!

Sí, amigos míos, habéis leído bien. Soy partidaria del amor libre. Que el amor es uno de mis temazos, ya lo sabéis bien, eso no es sorpresa. ¿Y lo de «libre»? Digamos que va en el pack.

Una ve con 16 años Moulin Rouge y los ideales de los románticos de «verdad, belleza, libertad y amor», se le clavan dentro, los copia en su agenda escolar, se imprime un póster para su cuarto y no se los tatúa porque le dan miedo las agujas. Dos años después empieza a estudiar filosofía… ¡y ya ni te cuento! Esos ideales se convierten en mucho más, va descubriendo las relaciones entre ellos, profundiza en su significado y en su manera de presentarse en la vida…

La gente que normalmente dice ser partidaria del amor libre, en el fondo no tiene ni idea, o se está refiriendo a otra cosa. Lo que quieren expresar debería llamarse algo así como: «instinto y pista», «culo veo, culo quiero», «ai se eu te pego», «tengo miedo al compromiso». Pero es un error confundir «amor» con «instinto», y «libertad» con «mapetece/nomapetece», y ponerle a un rollete de una noche la etiqueta de «amor libre» e ir luego presumiendo por ahí creyéndote muy moderno porque «es que soy partidario del amor libre». No, majo, eres un fresco/una fresca. Si esa es tu elección de vida, adelante, no voy a intentar convencerte de lo contrario (al menos no en este post, puede que más adelante sí, creo que vale la pena); pero lo que no vale es que te apropies de dos palabras llenas de un significado gigantesco y las rebajes hasta significar un momento de «dejarse llevar» pocos minutos antes de que se enciendan las luces de la discoteca.

«¿Pero entonces estás diciendo que el verdadero amor libre es el que se ata con un compromiso? ¿Eso no es un poquito contradictorio? ¿No se supone que cuando te comprometes pierdes tu libertad?»

Tenemos libertad para hacer elecciones. Esas elecciones nos pueden hacer más libres o menos libres. Nosotros decidimos. Pero no tenemos libertad para… simplemente tener libertad. La libertad no es para guardarla en un cajón, a buen recaudo, por si se pierde… La libertad es para darla. La vida es para darla. Para entregarla en una misión que sea más grande que tu propia vida. Solo así puedes llenar tu vida de sentido. «El mundo está lleno de espíritus libres que te traen agua a la cama. Y se dejan quitar la manta al dormir . Y aman. Y siguen siendo libres». Lo leí hace unos meses por internet y no he conseguido encontrar el autor. Pero me gusta la idea. Qué pasada mirar cada día a Pablo y poder decirle: «Eres mi sentido, eres mi camino, “mis cuatro paredes” —como decía Hannah Arendt a su marido—, eres mi hogar».

Unas semanas antes de la boda, una amiga me preguntó algo parecido: si no tenía miedo a perder la libertad. Mi respuesta fue una especie de intento de lección magistral de filosofía enzarzándome con autores clásicos y contemporáneos, hablando sobre el ser humano como ser creado, sus potencias, su autonomía, la libertad como trascendental personal y no sé cuántas cosas más. No sé si sacamos algo en claro. Ni ella ni yo. Esa misma noche, cenando con Pablo, él —ingeniero con alma de artista— me dio una respuesta más concisa y convincente: «Tu libertad es más grande cuanto más grande es en lo que la comprometes. Y cuanta más libertad también más felicidad». Y pista. Filosofía y vida concentradas entre mordisco y mordisco de hamburguesa.

Da igual que no hayas visto Moulin Rouge. Da igual que no hayas estudiado filosofía. Las ganas de amor, de libertad, de belleza y de verdad las llevas en el corazón desde que existes. Aunque no lo sepas. Solo hay que dejar de mirarse el ombligo y atreverse a descubrirlo. Y cuando lo descubres de verdad entiendes por qué esas ganas de gritar a pleno pulmón: «¡Viva el amor libre!».


* Mientras escribía este post me topé con este artículo: Eros desencadenado. Creo que va en la línea del «¡Viva el amor libre!» y aborda otra de sus características. ¡Espero que os guste! 😉

13 comentarios en “¡Viva el amor libre!

  1. Chabe dijo:

    Me ha encantado! Poco después de casarme me di cuenta que me sentía muy libre, y aun me siento así.

    «Tu libertad es más grande cuanto más grande es en lo que la comprometes. » Me encantó esta frase.

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