En el nuevo año: #makeithappen y #makelovehappen

Quienes me conocen saben que me gusta felicitar el año nuevo diciendo «Que hagamos que sea un gran año» y no tanto «Que tengas buen año». No es que no os desee un año lleno de cosas buenas. Es que —aun sabiendo que muchas cosas escapan a nuestro control y a nuestro campo de acción— me gusta subrayar la apasionante libertad con la que contamos para no simplemente quedarnos esperando lo bueno, sino ir a buscarlo, hacerlo posible. Hacer un buen año. Ese es el #makeithappen.

Como os contaba en el primer post del blog, llevo desde 2010 con el «Haz que sea»  (#makeithappen) como lema vital:

 Un viernes por la mañana, andaba agobiada por el finde que me esperaba: muchos trabajos, mucho que estudiar, muchos compromisos ineludibles, algún “huerto” insalvable… Y me quejaba en voz alta hablando con un amigo, enumerando mis penas, quizá en busca de algo de compasión. Pero Joe Atlan —el amigo en cuestión— no mostró compasión alguna, o tal vez mostró una verdadera compasión. Se puso muy serio y medio echándome una bronca, me soltó:

—A ver, Lucía, no sé de qué te quejas tanto. ¿Qué haces con ese tono lastimero y conformista? ¿Puedes hacer que sea el mejor finde de tu vida? ¿Crees que tienes capacidad para que sea así? ¡Pues haz que sea!

He tenido fines de semana mucho mejores, pero os puedo asegurar que aquel fue muchísimo mejor que lo que había pensado.

Cuando descubrí que el amor, además de regalo era construir, y que no era solo construir, sino que también era un regalo, descubrí algo más: con la vida sucede igual. No has hecho nada por nacer, simplemente te encuentras viviendo, y la actitud adecuada —en mi opinión— es aceptar ese enorme don y construir tu vida. Y hacer que sea.

Por eso para el nuevo año, os deseo que lo llenemos de #makeithappen y, por supuesto, de #makelovehappen. Porque un día en el que no has amado es un día perdido. Ya lo cantaba Amistades Peligrosas: «De las pocas horas que tuvimos para la vida. De la poca vida que tuvimos para el amor». Así que a vivir el “carpe diem de Unamuno”, como escribí en ¿La vida es un baile? y a amar mucho. Cada día. Sin dejar que el ombliguismo, el efecto dementor, el orgullo y esos otros ramalazos que nos dan a veces lleguen a colonizarnos.

Claro que no se consigue en un pestañeo, pero como recordó un gran sabio al encender el árbol artificial de Navidad más grande del mundo: «Cualquier pequeño gesto de bondad es como una luz de este gran árbol: junto con las otras luces ilumina la oscuridad de la noche, incluso de la noche más oscura».

A ese mismo hombre sabio le escuché en 2005, en la ciudad donde se dice que están enterrados los Reyes Magos, afirmar que «solamente esta íntima explosión del bien que vence al mal puede suscitar después la cadena de transformaciones que poco a poco cambiarán el mundo. Todos los demás cambios son superficiales y no salvan. Por esto hablamos de redención». Pienso que es bonito —y certero— que el nuevo año se enmarque dentro de la Navidad. En la Navidad celebramos el nacimiento del Niño que nos salvó a todos. Gracias a esa redención es posible cambiar el mundo —y no un mero deseo bienintencionado—, cambiando primero nosotros. Amando más. Cada día.

Año Nuevo es un momento en el que salen más fácil los propósitos, los proyectos cargados de ilusión, las ganas de ser mejores y más felices. Quienes tenemos el regalo de la fe podemos además anclar todo eso en una base sólida: en estas fechas es solo un Niño, pero nos escucha, y hace suyos nuestros deseos y nuestras ganas de comernos el mundo. Además, tenemos la suertaza de que esa misma ilusión especial del año nuevo podemos revivirla no solo cada día, sino a cada instante: se puede resumir en una expresión latina  que complementa muy bien el carpe diem: «nunc coepi!”, “ahora comienzo”. Cada instante es año nuevo. Si caigo, si me equivoco, si no me salen las cosas, si me he alejado de la meta, si me he olvidado de todo… siempre puedo empezar de nuevo. En cada momento, pero especialmente haciendo un Reset de los buenos (y auténticos, eficacia comprobada).

Yo repito mis propósitos de Año Nuevo: #makeithappen y #makelovehappen, les pido a los Reyes Magos —no al año— lo mismo que pedí aquí —y alguna cosa más—, e intento llenarme de Amor del bueno muy cerca del Portal de Belén, porque, como decía el hombre sabio que he mencionado antes: «Y ¿qué puede salvarnos sino el amor?».

¡Feliz año a todos!

 


Foto de Mike Tinnion en Unsplash

4 comentarios en “En el nuevo año: #makeithappen y #makelovehappen

  1. inesita dijo:

    Realmente inspirador. En serio, me ha conmovido y llenado de fuerza para lanzarme a por ese #makeithappen que veo inalcalzable tantas veces. El hoy y el ahora son lo que importan para que el mañana vaya mejor. Es buenísimo y muy alentador. Mil gracias!!!

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