El amor, como la vida, es regalo y es construir

Podría decir que mi percepción sobre lo que es el amor ha vivido tres etapas. Han sido diferentes descubrimientos a lo largo de los años y, aun después de llegar a la etapa 3, la 1 y la 2 a veces reaparecían. No pasa nada, están bien, forman parte de la vida y, a su manera, tienen su cachito de verdad. Pero hay que tener la 3 en el horizonte y caminar hacia ella:

  1. «Te amo desde el primer momento en que te vi»
  2. «Ey, espera, esto hay que currárselo. Mucho»
  3. «El amor, como la vida, es regalo y es construir»

Resumiendo un poco —porque esto da para mucho—:

  1. «Te amo desde el primer momento en que te vi»

Esa etapa fuertemente influenciada por novelas para adolescentes, películas de fiestas de fin de curso en institutos americanos y una imaginación desbordante. Cuando decir en público cosas como «no se pueden poner diques al mar» o «por ti iría al Polo Norte en pantalón de deporte», no te da vergüenza. Crees que el flechazo es lo mismo que amor verdadero. Algo tan fuerte que te hace caer obnubilado (por algo los ingleses dirán «fall in love», digo yo). Ha llegado sin que lo buscaras, inesperadamente, de modo distinto a como tal vez habías imaginado.

¿Qué haces? Abres los brazos y te tiras en plancha.

¿Peligro? Que si eres un corazón con patas te la vas pegando por ahí sin remedio.

  1. «Ey, espera, esto hay que currárselo. Mucho»

Te has tirado en plancha porque sentiste en lo más fondo de tu ser que era amor verdadero. Pero de repente empiezan a surgir algunas dificultades… No todo fluye como en las canciones pop de amor, los líos gordos no se arreglan tan fácilmente como en las series de televisión o las pelis, a veces incluso —¡horror!— crees que no sientes nada… Y donde había  un «come what may» ahora aparece un regusto amargo-dulce…

¿Qué haces? Si no abandonas a la primera dificultad, puede que aprendas que lo que pasa es que el sentimiento, él solo, no hace nada; que es importante escuchar al corazón, pero que también tienes una cabeza para pensar y una voluntad y una libertad para elegir y decidir… Si no abandonas al primer problema en el amor, te topas con la siguiente realidad: hay que arremangarse y hay que currárselo. Hay que meter cabeza. Hay que aprender.

¿Peligro? Que acabes pensando que todo depende solo de lo que tú hagas o dejes de hacer. Que te olvides de que una relación es cosa de dos. O que acabes en plan Reina de las Nieves, fría y cerebral, y metas a tus “candidatos” en hojas excel y se te ocurra medir tu amor  por alguien con cálculos como si fuera una inversión en Bolsa.

  1. «El amor, como la vida, es regalo y es construir».

Y aquí llega la etapa —por el momento, hasta donde he descubierto— final: el amor es un don y el amor también es construir. No es solo una cosa que tú recibes, como una florecilla que brota de repente y a la que solo puedes regar y admirar. Tampoco es amordazar al corazón con patas y dejar que sean tu inteligencia y tu fuerza de voluntad las que decidan a quién querer y cómo. No.
Cualquiera que haya experimentado un amor de los buenos, descubre que hay algo de regalo en el hecho de que esa persona esté en su vida, algo de misterio, algo de don, de no haber hecho nada para merecerlo, eso es indudable. Y, sin olvidar esto, intuye que en el regalo hay mucho potencial, que no es una semilla que regar, sino las manos de un compañero con el que empezar a construir algo, entre los dos.

¿Qué haces? Los regalos se agradecen, no solo con palabras, sino también con obras. Construir el amor forma parte del agradecimiento al regalo. Ya hablaremos de eso.

¿Peligro? Que te vuelvas un ingrato exigente y que te olvides de construir, día a día.

Al descubrimiento del punto 3 lo llamé #makelovehappen — algo así como «haz que el amor sea»—. Es verdad que puede parecer que hace más referencia al punto 2 con su activismo característico… pero en su —mi— defensa diré dos cosas:

  • el “happen” me parece que le añade algo de “suceso”, de “acontecimiento”, de algo no planeado… Con lo que se complementaría la idea del punto 2 —que no me mate ningún filólogo inglés, es pura interpretación-tirada-de-la-moto—.
  • entre los puntos 1 y 2, creo que el 2 es el que menos tenemos interiorizado. Todos firmamos el 1 a ciegas, pero el 2 aparece olvidado, y para llegar al 3 hay que pasar por ahí… Así que tampoco me parece mal recordarlo de manera especial…

¿Y por qué #makelovehappen?

Llevaba ya unos cuantos años —creo recordar que desde 2010— teniendo casi como lema de mi vida el «Haz que sea». Más tarde, con mis primeros pasos en Twitter se me ocurrió ponerlo en formato hashtag y en inglés: #makeithappen. La idea primigenia del «Haz que sea» se entiende mejor con la siguiente anécdota:

Un viernes por la mañana, andaba agobiada por el finde que me esperaba: muchos trabajos, mucho que estudiar, muchos compromisos ineludibles, algún “huerto” insalvable… Y me quejaba en voz alta hablando con un amigo, enumerando mis penas, quizá en busca de algo de compasión. Pero Joe Atlan —el amigo en cuestión— no mostró compasión alguna, o tal vez mostró una verdadera compasión. Se puso muy serio y medio echándome una bronca, me soltó:

—A ver, Lucía, no sé de qué te quejas tanto. ¿Qué haces con ese tono lastimero y conformista? ¿Puedes hacer que sea el mejor finde de tu vida? ¿Crees que tienes capacidad para que sea así? ¡Pues haz que sea!

He tenido fines de semana mucho mejores, pero os puedo asegurar que aquel fue muchísimo mejor que lo que había pensado.

Cuando descubrí que el amor, además de regalo era construir, y que no era solo construir, sino que también era un regalo, descubrí algo más: con la vida sucede igual. No has hecho nada por nacer, simplemente te encuentras viviendo, y la actitud adecuada —en mi opinión— es aceptar ese enorme don y construir tu vida. Y hacer que sea.


 

Para seguir profundizando en el tema puedes leer: Flores y Catedrales (o por qué el amor se construye)

16 comentarios en “El amor, como la vida, es regalo y es construir

  1. Peli dijo:

    Hola Lucíaaaa
    Me rechifla tu blog en sí, enhorabuena 😉
    Tengo una pregunta sobre esta entrada… Comentas que existen peligros en cada una de las etapas del amor -que de momento conoces- pero me queda el regustillo por saber las soluciones para afrontarlos… Quizás es mucho pedir… pero ya que pones los problemas…
    Muchas gracias crack!

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    • Luzmaral dijo:

      ¡Hola, Peli! 😉
      Muchas gracias por tu comentario.
      Me alegro de que te esté gustando el blog.
      Gracias por tu pregunta.
      Así en general podría decirse que los peligros de la etapa 1 y 2 se resuelven «instalándose» en la etapa 3. Y para los peligros de la etapa 3… habrá que esperar a sucesivas entradas! 😉 ¡No me cabía todo en esta! Jajaja. Los otros dos puntos también los iré desarrollando… Esto es un tema inagotable, ya sabes. Mientras esas entradas prometidas llegan, puedes echar un ojo a la lista de libros recomendados. https://youmakelovehappen.wordpress.com/category/en-la-mochila/ Muchos de ellos dan gran ideas y pistas sobre estos temas
      ¡Un abrazo!

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